12.06.2010

21. Años Después

El cambio no sólo es posible, es inevitable. Los años pasan y lo que considerábamos importante o perentorio, un día, deja de serlo. Nuevas motivaciones y viejas heridas configuran miedos futuros y esperanzas secretas que nos definen y redefinen constantemente.

Ha pasado tiempo, mucho tiempo, desde que dejamos a nuestro héroe en suspensión. Su vida ha seguido avanzando, su identidad ha ido cambiando. Hoy los miedos que impulsan quien está-siendo son nuevos, matices de los anteriores terrores que vivió y leímos y vivimos junto a él.

La vida en Santiago ha cambiado. El Transantiago le robó la última gota de romanticismo estoico que las micros amarillas le daban a la gran urbe. Aún así, como en una burbuja de tiempo, sigue viviendo en aquél departamento mohoso al lado de la prostituta. Su hijo fué internado en el SENAME... parece que vender tu cuerpo para darle de comer a tus críos es un signo de que eres mala madre.

Los ruidos que lo mantienen despierto esta noche son los mismos de siempre.

Nuevos fantasmas de viejas mujeres le quitan el sueño. Isabel había sido su pareja por los últimos dos años. Los mejores dos años que podía recordar. Ahora ya ni siquiera podía recordar su olor o lo que se sentía hacerle el amor en ese colchón de mierda que ahora adorna el suelo de su departamento. Las sábanas y frazadas son más ásperas sin ella... pero todo sigue. Y no sigue igual.

El computador, obsoleto, suena como el motor de un auto de 1998. El polvo acumulado en la pantalla no deja ver bien el nombre de la canción que suena en el Winamp. "La última cerveza Escudo de la noche", piensa, "para poder conciliar el sueño". No suena del todo mal. El teléfono celular molesta con un mensaje de texto como esa mosca del living que no se va nunca. Es su papá, preguntando cuando irá a ver a su nuevo medio hermano. Él sabe que tiene que ir, lo que duda es si quiere ser parte de una nueva vida, sin historia que recordar, sin felicidades y recuerdos que extrañar.

No es tan tarde como creía y la lata de Escudo yace vacía al lado de la caja de plumavit que actúa como refrigerador. Una visita a Plaza Ñuñoa y a Carlos, su amigo actor, no estaría mal para terminar un miércoles, porque ¿quién necesita pensamientos metafísicos y descubrir verdades del Mundo cuando tienes un cigarrillo en una mano y una cerveza barata en la otra?.
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