3.01.2006

1. Presentación

Un atardecer tranquilo embriaga la habitación. Por fin pudo pagar la renta, pero no quiere quedarse aquí, los chillidos de los niños de al lado lo vuelven loco. Quiere salir otra vez, pero no sabe dónde. Como siempre, no importa mayormente.

Apaga el computador, no tiene suficiente dinero para pagar la luz. La música deja de sonar y la inspiración se disuelve lentamente en el ruido de la calle. Toma las llaves de la habitación y, al salir, se encuentra con la vecina, una puta vieja que siempre fuma Derby corriente a la salida de su puerta. Da miedo mirar dentro de esa habitación, pero el morbo puede más, como siempre, y en el vistazo corto que alcanza a dar puede ver a un viejo, gordo y grasiento, acostado.

- Hola, pequeño- saluda la mujer. Es demasiado para él, así que sólo asiente con la cabeza y se apresura en bajar las escaleras. El calor de los motores de las micros que se detienen en el paradero en frente del edificio lo golpea como si fuera una muralla. Saca un cigarro, un Belmont Light, el último que queda, completamente arrugado, e intenta encenderlo con el último fósforo de su bolsillo. Falla...

Su nombre no importa, su edad tampoco. Lo único que realmente sabe en este momento es que necesita una cerveza fría y unos fósforos para poder fumar su cigarro. Toma la primera micro que se para y empieza a viajar, sin destino, como hace todos los viernes desde hace ya quién sabe cuánto tiempo.
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